lunes, 8 de junio de 2015

Sospechoso ejercicio de la libertad de expresión.

Sí, los conductores, actores y cantantes gozan de libertad de expresión. Es un hecho que nadie puede negar.

También es un hecho que la libertad de expresión tiene límites. 

Lo cuestionable es el momento y la forma tan sospechosa, por decir lo menos, en que esa libertad se ejerció: unas horas antes de la jornada electoral, e incluso durante su desarrollo.

Mis preguntas son: ¿cómo impedir que el ejercicio de esa libertad en redes sociales digitales se torne en un acto de propaganda implícita o descaradamente explícita a favor de partido o candidato? ¿Es necesario regular las redes sociales digitales? ¿Es posible? ¿Quién y cómo lo lograría? ¿Cómo acreditar lo que presuntamente es una libre manifestación de ideas no fue tal? ¿Esas personas rebasaron los límites de la libertad de expresión? ¿Cómo y quién sancionaría a esas personalidades? 

viernes, 4 de octubre de 2013

Igualitas

Carmen y Laura son iguales. Sí, ambas son muy buenas en lo que hacen, una en el periodismo, la otra en el show. 

Por una parte, Laura Bozzo tiene muy bien probada su fórmula (y de ahí el éxito de su programa) al explotar al máximo el dolor y sufrimiento humano, no por nada fue a Guerrero a "ayudar" a la gente afectada. Evidentemente, no se trata de un programa cuyo contenido se distinga por la calidad, es más hasta se podría decir que ni contenido tiene. 

Sin embargo, sabe lo que hace y lo hace bien, lo cual no implica que el producto que ofrezca sea el deseable. Es el show por el show.

Del otro, la misma Carmen es buena para el show, pero los temas y asuntos que aborda son de distinta naturaleza: que si Calderón tenía problemas de alcoholismo, que si el caso Zongolica, que si los supuestos trabajadores de Televisa en Nicaragua y precisamente por ello es que un sector la sociedad la identifica como la mejor periodista de México, a tal grado que da la impresión de que la endiosan: Santa Carmelita de las Verdades.

Lo que diga Carmen es la verdad y de ahí la descalificación a otros medios, otros espacios, otras propuestas, que al fin y al cabo son eso, propuestas y cada quién escucha la que más le conviene o prefiere, pero ello no implica que, por ello, las otras opciones sean malas.

A Laura un sector de la población la identifica, la reconoce como "la señorita Laura" e imita su "¡qué pase el desgraciado!". Ese es SU público, el cual, definitivamente, es diametralmente opuesto al que escucha a Carmen. 

Cada una tiene su audiencia, y ambas son buenas en ofrecer lo que ese público quiere y está acostumbrado a recibir, una con el drama, otra con el periodismo.

Pretender que Laura sea aceptada siquiera por el público de Carmen es risible, ya que el nivel el distinto al que tiene el público de Laura, el cual es poco probable que identifique a Carmen, precisamente por que se manejan en esferas muy distintas en las cuáles ambas son buenas, en esos términos son iguales.